Sigue pedaleando, lo mejor está por llegar

Marzo de 1991. Una de las primeras ediciones de la clásica cicloturista “Bilbao-Bilbao”. Por aquella época andaba mucho en carretera, y me apunté. Aquel día estrenaba montura. Una bicicleta casi de profesionales que me había ofrecido un compañero de la Uni.

La jornada fue durísima. Lluvia, granizo, viento, frío… Era la primera vez que andaba con tubulares. Pinché. Se me congelaron las manos mientras hacía el cambio. La bici, además, tenía otro problema. La maneta del cambio de piñones no andaba bien y mientras pedaleaba la cadena cambiaba hacia una multiplicación más dura. Y cuando eso pasaba subiendo me rompía todo el ritmo.

Sin embargo, el mayor recuerdo que tengo de aquel día es algo que soltó mi amigo Xabier, que se apuntó a hacer la clásica conmigo a pesar de que nunca había hecho carretera. Al subir el alto de Unbe soltó: “¡oye, si dejas de pedalear, esto no anda!”. Lo decía de verdad, en una mezcla entre sorpresa y descubrimiento. Toda la gente que iba a nuestro lado soltó una carcajada, porque nadie se esperaba un comentario así.

Hoy hago 50 años. Es un cumpleaños atípico. Confinado en casa desde hace más de tres semanas. Una situación que jamás se me había pasado por la cabeza que pudiera ocurrir. Pero las cosas son como son, y tenemos que aceptarlas.

A estas alturas de la vida he aprendido algunas cosas. Ahora, sobre todo, a cuidarme física y mentalmente. Porque hay que aguantar esta época de confinamiento  y, sobre todo, para estar preparado cuando podamos volver a cierta normalidad. Porque el panorama que nos vamos a encontrar va a ser complicado y vamos a tener que sacar lo mejor que llevemos dentro de nosotros. Y además, después de la tormenta llega la calma, y vendrán tiempos mejores. ¡Habrá que disfrutarlos!

Estoy muy agradecido por todas las muestras de cariño y las felicitaciones que he recibido hoy. Hacen que me sienta muy acompañado. Como siempre, voy a intentar responder a todas las personas que han sacado un momento para mí. Espero que no se me escape nadie.

Y a pesar de la que está cayendo, también le estoy muy agradecido a la vida. Soy una persona muy afortunada. Por haber nacido donde he nacido. Por la familia que me ha tocado. Por la gran cantidad de personas buenas que he conocido en el camino. Unas cuantas, por desgracia, ya no están. Algunas se fueron demasiado pronto. Dar lo mejor de mí e intentar aportar algo que mejore la vida de quienes me rodean es la mejor manera de honrar su memoria.

Este primer medio siglo de vida ha sido intenso. Como una montaña rusa, nada aburrido. Según la estadística, estoy en la segunda mitad de mi vida. Hay personas que cuando llegan a esta edad empiezan a pensar en la jubilación. Pero mi intención es otra. Es hacer que el tiempo que me quede sea como los grandes conciertos de música, que van calentándose según se suceden las canciones hasta llegar a la apoteosis final. Esos conciertos que nunca quieres que se acaben.

Tengo muchas cosas que mejorar como persona, padre, pareja (si es que aparece alguien), profesional y promotor empresarial. Mis “5-P”. Un buen amigo me decía hace poco que tengo todos los frentes abiertos. Eso significa que pueden ocurrir un montón de cosas buenas en cada una de esas áreas. Merece la pena luchar por ello.

Cuando acabé aquella Bilbao-Bilbao, a pesar de todo lo que había pasado (o quizás por esa misma razón), tenía una sensación de satisfacción enorme. A la bici le hice un par de ajustes y arreglos y pude hacer con ella muchos kilómetros maravillosos. Por eso ahora, aunque la situación sea la que es, sigo pedaleando, porque estoy convencido de que lo mejor está por llegar.

Muchísimas gracias por estar ahí. Y como siempre que publico un post, me gusta terminarlo con música. Os dejo con esta versión kañera de Joe Ramone de “what a wonderful world”.

Enjoy!

 

Estoy en standby…

Antes del verano os anuncié que el blog descansaba y que volvería en octubre.

La ausencia se va a prolongar algo más: el motivo: un proyecto empresarial global precioso que me está exigiendo una dedicación extra. Hasta que arranque, a principios del 2020, tengo que estar muy centrado en el mismo, por lo que no tengo el tiempo necesario que requiere este blog.

Os informaré del lanzamiento de ese proyecto, así como del momento en el que volveré a compartir mis reflexiones y experiencias.

Hasta entonces…

Enjoy!!

Canciones para el verano

El verano comenzará el 21 de junio a las 17:54 hora oficial peninsular, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. La estación durará 93 días y 15 horas, y terminará el 23 de septiembre con el comienzo del otoño.

El verano es la época tradicional de vacaciones. Finaliza el curso y llega un merecido descanso para recargar pilas y empezar el siguiente con muchas ganas.  Continue reading “Canciones para el verano”

Atraco a las tres, porno a los ocho

Hace poco, haciendo zapping, “aterricé” en un canal en el que emitían la película “Atraco a las 3”, de José María Forqué, del año 1962. En una de las escenas, uno de los personajes sale de casa de unos vecinos. Son los únicos de la escalera que tienen televisión, y por eso es el lugar de encuentro de la comunidad (o de parte de ella) cuando van a ver la película que se emite una vez por semana. Continue reading “Atraco a las tres, porno a los ocho”

La Selectividad

Estos días se están celebrando las pruebas de Selectividad por todo el país. Miles de jóvenes se enfrentan, en dos días, al “examen de los exámenes”, con el que se determinará la nota final que resumirá su paso por el bachillerato y que les facultará para ingresar en la Universidad.

Hay quien podrá escoger facultad y carrera. Hay quien no llegará a la nota de corte para estudiar aquello que desea donde desea y tendrá que introducir variaciones sobre el plan que pudiera tener establecido. Es una de las primeras lecciones de vida que reciben personas que rondan los 18 años. Empiezan a saber lo que supone convertirse llegar a la mayoría de edad. Continue reading “La Selectividad”

El ratoncito Pérez, el águila y los polluelos

Hace poco se le cayó un diente a mi hija pequeña. Ya no le quedan muchas piezas de leche. Todavía cree en el ratoncito Pérez. Me dijo que le gustaría que le trajera un billete de 5€.

Las últimas veces que el ratoncito ha venido a casa ha tenido un detalle con cada niño, independientemente de a quién se le hubiera caído el diente. A él (que también sigue creyendo) le dejó una moneda de 2€, a pesar de que quería un cochecito. Continue reading “El ratoncito Pérez, el águila y los polluelos”